El sistema cubano ¿modelo o antimodelo?

Muchas gracias por tu comentario “Azar”, si antes pensabas como yo quizás tenga información que yo no conozca, si me la proporcionas puede que siga tu misma evolución, de momento expondré mi opinión en función de los datos que tengo.

Los errores y las imperfecciones de la democracia representativa no justifican los errores y las imperfecciones de la pseudo-democracia cubana. Apostaría a que estamos de acuerdo en el fondo, los dos defendemos la democratización del sistema, es decir la política en occidente debe evolucionar desde la actual democracia representativa, hacia formas menos representativas para acercarse progresivamente a modelos de democracia directa. La democracia no es un todo que se tiene o no se tiene como si fuera un don, la democracia es una cualidad relativa que puede ser mayor o menor y que establece jerarquías en términos de más o menos. En este punto la democracia representativa occidental es más democrática que el sistema cubano por un dato que no mencionas en tu comentario y que es la clave. La existencia o no de partidos y de elecciones no es tan significativa, las dictaduras a menudos se han dotado de partidos y han organizado elecciones con fines propagandísticos. En apoyo a tu tesis te diré que algunos opositores se presentan a esas “elecciones” que comentas y posiblemente hayan accedido a algún puesto político, pero eso no me sirve por lo que te comento a continuación. La realidad es que incluso la democracia participativa primero es democracia y después es participativa. La base de la democracia no son las elecciones, la base es la libertad de expresión. Aquí es donde Cuba demuestra estar por detrás de las democracias representativas. Si en un sistema fascista le preguntas a un fascista si en su país hay libertad de expresión te dirá que sí, ya que “él” puede expresar libremente lo que piensa, una respuesta equivalente encontrarás en Cuba si haces la pregunta a un comunista, ¿pero qué pasa si la pregunta se la haces a un antifascista en un sistema fascista o a un anticastrista en Cuba?

En Cuba la supuesta libertad de expresión se queda en papel mojado, si alguien se alza públicamente en contra de la ideología oficial y en defensa del modelo americano/neoliberal, puede que no se le encarcele directamente, pero se le investiga, se le acosa y en cuanto pueden le expulsan. Lo más triste son los argumentos que usan para justificar la represión ideológica, eso de “traición a la patria” “complicidad con el enemigo exterior” “situación excepcional de estado de guerra” y lindeces parecidas son ideas tomadas directamente de la demagogia que usó el fascismo para justificar su propia represión interna.

Me adelanto a tu crítica y confirmo tus temores; si mañana se permitiera la total libertad de actuación a la oposición cubana, contaría con recursos inagotables y con un sinfín de apoyos organizados desde fuera por la oligarquía económica y financiera. Con todos estos medios lo tendrá fácil para lograr el éxito electoral y ganar las elecciones, una vez en el poder se dedicarían a servir a sus benefactores y convertirían a Cuba en otro “ejemplo” de capitalismo salvaje. Es decir, posiblemente se perderían todos los avances económicos y sociales que se hay hoy en Cuba, con los que estoy de acuerdo, y se aplicarían las políticas neoliberales que detesto y que rechazo. Pues bien, si esto tiene que pasar, que pase. ¿Los críticos con el actual sistema habríamos perdido? En absoluto, habríamos ganado. Lo importante aquí no es la cantidad de países que hacen o no hacen las políticas que defendemos, la clave de nuestra persistencia como alternativa al pensamiento único está en nuestra superioridad ideológica y moral. Si realmente estamos convencidos de esto no necesitamos recurrir a “atajos”, debemos tener fe en que nuestras ideas se acabarán difundiendo a pesar de no contar con los medios de propagandísticos de nuestros enemigos.

Nosotros no tendremos ni el poder ni los recursos, pero por eso somos mejores, porque incluso sin altavoces nuestras ideas son más fuertes, y son más fuertes porque se derivan de una moral/ética superior a la de nuestros adversarios. Nuestra moral humanista es objetivamente superior al mezquino materialismo de nuestros adversarios, incapaces de razonar en otros términos que no sean los de la “ley de la selva” y el “sálvese quien pueda”.